Freddy Krueger es uno de los iconos de cine de terror de los años 80. Recuerdo con cariño y añoranza como en algunos de los cumpleaños de mis amigos cuando eramos niños, aparte de la típica merienda de cumpleaños y de los juegos organizados por los padres, solíamos ver una película de terror a oscuras en una de las habitaciones de la casa. Los más habituales de esos cumpleaños eran Gremlins, Criters y la interminable saga de Pesadilla en Elm Street. Todos disfrutabamos a nuestra manera de la saga del hombre con el suéter a rayas. Unos pasaban más miedo que otros, pero la verdad es que a todos nos atraía ver como los sufridos adolescentes trataban de ingeniarselas para escapar de los ataques nocturnos del implacable asesino. La gracia de la serie estaba además en el humor socarrón de Krueger y en las mil y una maneras que éste buscaba para acabar con ellos, haciendo uso de una retorcida imaginación. Problamente la mejor de la saga fue la primera, protagonizada además de por un terrorífico Robert Englund por un jovencísimo Johnny Depp.
Ahora llega a las salas el remake de la película original de 1984. Nos narra de nuevo como nace el personaje y como comienza a hacer de las suyas entre un grupo de jóvenes. Por primera vez tenemos a un áctor diferente interpretando al protagonista, en este caso se eligió a Jackie Earle Haley, que se dió a conocer previamente al gran público protagonizando a uno de los principales personajes de la película Watchmen (Roschach). El nuevo Freddy es respetuoso con su predecesor y la interpretación de Haley es tan inquietante cuando lo vemos persiguiendo a sus victimas como en las escenas que nos explican como llego a convertise en el monstruo que es (es decir, sin maquillaje). Por otro lado la película no es nada del otro mundo, consigue inquietarnos en algún momento y nos satisface porque nos recuerda a la película del 84. El problema es su falta de originalidad, su previsibilidad a la hora de producirse los asesinatos de los jóvenes y la falta de conexión entre el espectador y las víctimas de Krueger (igual nos da que mate a ocho que ochenta). Yo sin duda la disfrute, y según parece, también la mayor parte de los espectadores del cine salieron satisfechos (el 80% eran jóvenes entre 15 y 23 años), o al menos eso deduje de los comentarios y aplausos que se oyeron al final de la película. De todas formas, me quede con la sensación de que se le podía haber sacado más jugo a este correcto remake.
Nota: 6